FER concedió a los hermanos España, de la empresa Antonio España e Hijos, el galardón «Toda una vida dedicada a la recuperación» en reconocimiento a sus más de 70 años convirtiendo residuos en recursos. Esta empresa familiar andaluza es un ejemplo de cómo crecer en el sector sin perder la esencia de sus orígenes ni el legado de su fundador.
Alberto España, director general de Antonio España e Hijos, nos recibe para charlar sobre qué ha supuesto el premio «Toda una vida dedicada a la recuperación» de FER, hacer un repaso por la trayectoria de esta empresa con más de 70 años de historia y, dada su enorme experiencia en el sector, analizar la problemática actual y las posibles soluciones.
¿Qué ha significado para ustedes recibir el Premio Una Vida Dedicada a la Recuperación?
Recibir este premio ha sido un honor inmenso y una gran emoción para toda nuestra familia y equipo. Es un reconocimiento que pone en valor décadas de esfuerzo, compromiso y pasión por un sector que llevamos en el corazón. Ha sido también una oportunidad para mirar atrás, recordar nuestros inicios y ver con orgullo todo lo que hemos construido con trabajo constante.
¿Qué aspectos creen que han hecho posible que FER les haya tenido en cuenta para concederles este prestigioso galardón?
Creemos que ha sido el resultado de una trayectoria coherente y honesta, siempre apostando por la mejora continua, la adaptación a los cambios del sector y el compromiso con la sostenibilidad. También ha influido nuestro carácter familiar, el trato cercano con nuestros clientes y proveedores, y el respeto por una profesión que consideramos fundamental para la sociedad y el medio ambiente.
¿Sin qué personas sería imposible haber conseguido este reconocimiento y a quién se lo dedicarían especialmente?
Este premio no sería posible sin la implicación de varias generaciones de nuestra familia, sin el esfuerzo diario de nuestros trabajadores y sin la confianza de nuestros clientes. Lo dedicamos especialmente a quienes iniciaron este camino hace más de 70 años —nuestros padres y abuelos—, que, con pocos recursos, pero mucha visión, pusieron las bases de lo que hoy somos. Y, por supuesto, a todo nuestro equipo actual, que mantiene vivo ese espíritu.
Con más de 70 años de historia imaginamos que tendrán cientos de anécdotas interesantes que contar acerca de su profesión y de su empresa y que habrán pasado por sus distintas generaciones, ¿con cuál o cuáles se quedarían?
Es difícil elegir, pero recordamos con cariño los inicios, cuando se trabajaba casi de forma artesanal, recogiendo materiales con medios muy básicos, y aun así se sacaban adelante las familias. También son memorables los momentos de transición tecnológica, donde supimos adaptarnos a nuevas normativas y modernizar nuestras instalaciones sin perder nuestra esencia. Las comidas entre compañeros, los días de mucho trabajo con lluvia o calor, las visitas inesperadas… son vivencias que forjan una empresa.
¿Qué aspectos del trabajo cotidiano del sector consideran que han cambiado más desde la fundación de su empresa y cuáles permanecen prácticamente igual que entonces?
Ha cambiado muchísimo la normativa, la digitalización de procesos, la trazabilidad de los materiales y el grado de tecnificación. También la concienciación medioambiental de la sociedad ha avanzado. Sin embargo, hay cosas que permanecen: la importancia del esfuerzo diario, la necesidad de una gestión cuidadosa y la pasión por recuperar y dar una segunda vida a los materiales. El contacto humano sigue siendo un pilar básico.
¿Cuáles son los principales problemas a los que tienen que hacer frente en su actividad y cuáles serían las posibles soluciones? Ha habido avances, pero aún queda camino por recorrer. El reciclador ha sido tradicionalmente un gran desconocido, pese a ser clave para la economía circular. Necesitamos más divulgación, más presencia en los medios y en las políticas públicas, y que se valore no solo nuestro trabajo ambiental, sino también nuestra función social como generadores de empleo y desarrollo local.
Sentirse respaldado por una organiza- ción como FER es una garantía de que no estamos solos ante los retos y su trabajo es cada vez más necesario en un contexto regulatorio y técnico tan cambiante
¿Qué valoración hacen del trabajo que realiza FER?
FER es un pilar imprescindible para nuestro sector. Su labor de representación, defensa de intereses, formación y puesta en común de buenas prácticas ha sido clave para que podamos avanzar. Sentirse respaldado por una organización como FER es una garantía de que no estamos solos ante los retos, y su trabajo es cada vez más necesario en un contexto regulatorio y técnico tan cambiante.